CAOS EN EL GOLFO
“If one looks with a cold eye at the mess man has made of history, it is difficult to avoid the conclusion that he has been afflicted by some built-in mental disorder which drives him towards self-destruction”
-Arthur Koestler-.
Tristeza y coraje. Eso sentí cuando me enteré del incidente ocurrido el pasado 20 de abril, con el derrame petrolero del pozo que opera la firma British Petroleum en las profundidades del Golfo de México.
Decenas de miles de barriles de crudo se han convertido en uno de los peores desastres ambientales de la historia de la humanidad, que hasta ahora le han costado ha esta compañía más de 4 mil millones de dólares en acciones para frenar la fuga, como la perforación de pozos de alivio, subsidios a los Estados del Golfo, indemnizaciones, etcétera.
Por la información a la que he estado expuesto, me da la impresión que los responsables se sienten satisfechos con lo que económicamente han pagado hasta el momento para resolver el problema y que no han reflexionado, en que lo más caro está por venir.
Green Peace y otras organizaciones estudiarán el daño ecológico que realmente causará este accidente petrolero a unos años de distancia; vamos, a la larga. Evidentemente no serán buenas noticias; algunos resultados serán catastróficos y otros minimizarán el problema. Desafortunadamente nada de lo que me digan, quitará ni mi tristeza ni mi coraje.
Aquí les dejo algunas imágenes reales de cómo está el asunto y la última, es una visión que en algún momento muchos criticaron de fatalista y que hoy es más real que nunca.
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