UNA DÉCADA DE MSN

“Es horriblemente obvio que nuestra tecnología a sobrepasado nuestra humanidad”.
-Albert Einstein-


Como muchos de ustedes saben, no soy fan del Messenger ni lo seré (aquí es donde entran los pinches radicales: “¡¡¡¡tsss, no chingues, si siempre te veo conectado pinche mentiroso!!”. Jajaja. ¡Calma, calma! Obvio sí me conecto y paso a saludar a los cuates y a las chicas, me gusta que me pasen canciones, fotografías, en fin. Es más, hasta chambas me han salido por MSN. Pero ese no es el punto.
Ahora que lo pienso, creo que una de las razones por las cuales no me encanta el MSN es porque soy un wey desesperado, que se impacienta cuando no recibo una repuesta RÁPIDA. ¡La culpa es del mismo ritmo de vida que llevamos: todo en chinga, de locos y sin tiempo para tomar las cosas con calma! ¿Qué mal pedo está eso, no? Si bajo por un café (trabajo en un cuarto piso), lo hago en chinga, me apuro para no ser el último de la fila. Lo pido en chinga. Lo pago en chinga. Y me lo tomo en chinga porque sino se me enfría! Si todo es en chinga, es obvio que se me dificulta esperar por la respuesta de alguien y más porque mis contactos tienen otras veinte ventanas abiertas y cuando se les ocurre contestarme lo hacen en chinga y solamente con una carita feliz. ¡Uuuuuuuutaaa!
Sería bueno, que de vez en cuando nos ‘tomáramos’ NUESTRO tiempo. No es necesario SIEMPRE correr, ¿para qué?
Anyway, pues ya llevamos 10 años de estar esclavizados al MSN. Después de los dos primeros meses de su lanzamiento en 1999, MSN registraba 2.5 millones de usuarios, seis meses después aumentó el número a 4.5 millones de usuarios al mes. Un año después 18 millones y en 22 idiomas disponibles. En 2001, 29.5 millones. Y hoy, hasta el momento, MSN tiene registrados 323 millones de usuarios (y contando a cada segundo).
Es decir, se ha sustituido la relación personal y directa con otras personas por este servicio gratuito. Yo quisiera comentarles, estimados lectores, una reflexión sin atacar a la tecnología, que dicho sea de paso, me interesa y mucho: me parece que las verdaderas relaciones humanas no se construyen a través de una computadora, teléfono, iPhone u otro gadget. Más bien con acciones sin monitores o cables de por medio, más básicas y cálidas, digamos al compartir una chela en un buen bar. Así que no hay que conformarnos con mandar un mensaje de celular para dar los buenos días. O preguntarle a alguien cómo está por MSN, peor aún, decirle a alguien lo que sentimos por medio de un teclado.
Es mil veces mejor y más efectivo ir a donde se encuentre esa persona, verla a los ojos, afilar la puntería y disparar nuestros pensamientos. No hay quién se resista a eso.
y.